viernes, 22 de abril de 2011

LENGUA Y LITERATURA

Ya lo había decretado el ministerio de educación y ciencia de Madrid en junio de 1991: el objetivo último de la educación en la lengua y la literatura en la educación preparatoria ha de ser que los alumnos y las alumnas progresen en el dominio personal de las cuatro destrezas básicas e instrumentales de la lengua: escuchar, hablar, leer y escribir. La acción pedagógica estará dirigida a afianzar esas competencias y a desplegarlas en profundidad. El estudio de la lengua y la literatura se propone consolidar y ampliar la competencia comunicativa del estudiante de bachillerato. El aprendizaje de la lengua en este nivel educativo no es únicamente el saber de las ciencias del lenguaje sino también el desarrollo de las capacidades lingüísticas y el máximo dominio de la actividad verbal. Así pues cualquier aprendizaje escolar debe ser significativo y funcional, es decir, debe tener sentido para quien lo aprende y debe ser útil más allá del ámbito escolar. Pero ¿cómo? con frecuencia casi nada se enseña para adquirir tales facultades, no se sabe sobre el modo en que tienen lugar los intercambios lingüísticos y comunicativos, sobre la forma en que los hablantes cooperan en la construcción del significado, sobre cómo se adquiere y desarrolla el lenguaje, sobre las estrategias del sentido en los actos del hablar, del escuchar, del escribir y del leer o sobre los factores culturales que en nuestras sociedades condicionan la producción y la recepción de los mensajes orales, escritos e iconográficos. Entonces ¿cómo trabajar la lengua y la literatura en una clase? Si pensamos en tratar las dos áreas al mismo nivel estaríamos cayendo en la misma concepción de los años 80 donde el saber lingüístico y literario se aprendía en su forma estructural, es decir si pensamos en la concepción lengua-literatura necesitaríamos tomar una de estas como herramienta de la otra según nuestra prioridad. Lo anterior no significa que una este demeritada por la otra sino que nos ayudará a comprender tanto la una como la otra. ¿De qué está hecha la literatura sino de palabras? A partir de esto es que debemos trabajar para meternos en la laboriosa de la enseñanza de la literatura y la lengua.

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