martes, 26 de abril de 2011

II. BASES DE LA CLASE LITERATURA-LENGUA

MAESTROS DEL ÁREA
A lo largo de meses de investigación dentro de las observaciones  en clases de diversas escuelas, tanto públicas como privadas, nos hemos percatado que la mayoría de los docentes encargados del área de literatura no son especialistas en la materia, es decir, encontramos profesores que son abogados, comunicólogos, e incluso hasta ingenieros. Esto hace aun más complicado el proceso de enseñanza, ya que los maestros no están familiarizados con los métodos, procesos, modelos, de las teorías lingüísticas y literarias. Como queremos que los alumnos comprendan los conceptos básicos de la materia si el mismo profesor no los domina. No pretendemos de ninguna manera que todos los profesores sean egresados de la carrera de lengua y literaturas hispánicas, pero si que al menos pertenezca al área de sociales. Además que este en constante crecimiento cultural, y en constante contacto con los cambios que se dan en su campo laboral, cursos, doctorados, etc. Por otro lado siempre existe libros especializados para que el profesor no este tan desorientado a la hora de dar su clase, tanto de historia literaria como los que sirven para los ejercicios con los alumnos.
Sabemos que cada día se dificulta más retener la atención de los jóvenes en el aula, si a esto le sumamos la ineficacia de los docentes, tenemos uno de los grandes problemas a solucionar para obtener mejores resultados. Es por eso que no es pretexto decir que los estudios del profesor son en otro campo, si se pueden utilizar recursos para aprender acerca de la lengua-literatura y de cómo dar las clases.

MOTIVACIÓN DEL GUSTO POR LA LECTIRA (MOTIVACIÓN DEL DOCENTE)

Como ya se ha dicho el profesor es la parte más importante dentro de la clase, además de su preparación académica y extracurricular, debe contagiar al alumno de un gusto útil y natural por la lectura. El maestro al entrar en el aula se convierte en otra persona, es como un actor frente a un público muy exigente, deseoso de nuevos conocimientos, se debe olvidar de los problemas, de la familia, de lo externo que pueda afectar su actitud frente a los jóvenes. Ya que los estudiantes, piensan de ante mano que leer es aburrido y si además se topan con un maestro que les da la razón, nos quedamos nuevamente estancados, con la percepción de siempre. Para mantener entusiastas a los alumnos es necesario que el docente los contagie con su discurso apasionada sobre la materia, además de actividades que lleven al dinamismo, pero sin perder el control, dejar en claro que el maestro no es el bufón de clase.

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