sábado, 23 de abril de 2011

LENGUA-LITERATURA

Unos de los problemas principales dentro de la educación radica en que cada vez menos alumnos son capaces de entender lo que leen, aunque lo repitan una y otra vez no pueden retener la información en la memoria, necesitan por ejemplo, que el profesor les explique las instrucciones para una actividad a realizar cuando ya se les había dado en una hoja. Es por eso que la enseñanza de la lengua-literatura, en el nivel medio superior, depende en gran medida de los docentes, ya que los alumnos cargan con una deficiencia de años, sabemos que no es fácil para el maestro cambiar la percepción que los jóvenes tienen acerca de la literatura y el poco conocimiento de la legua. Es por eso que el profesor debe ser un guía para el estudiante, prácticamente tiene que llevarlos de la mano hacia ese conocimiento abandonado durante los cursos pasados. Lo ideal es comenzar por despertar el interés hacia la lectura, descubrir que lo escrito es la representación de lo hablado, (hay que dejar en claro que la escritura no es la transcripción mecánica y univoca de lo que se habla). Para empezar debemos saber que comprender lo escrito no es listar y memorizar las palabras nuevas, es comprender porque el alumno escribe de esta manera, hacerle notar que esta "mal" porque la lengua que escribe es la estándar, no como suena y la que utiliza cotidianamente, con los amigos, familia etc. Como maestros hay que conocer a los jóvenes, saber que vienen de lugares diversos, ser pacientes y unificar un mismo aprendizaje para todos.  
Somos consientes que es una labor ardua para el docente, que dejamos toda la responsabilidad sobre sus hombros dentro del aula, es por eso que este libro decidimos hacerlo para ellos, por que no es una critica, son puntos de ayuda para mejorar con el grupo. Buscamos darle un enfoque diferente a esa concepción que la escuela tiene acerca de la lectura y la escritura. “Los conocimientos sobre la escritura nos permiten comprender que esta es una lengua, que representa a la lengua hablada y que, a veces, hasta la reemplaza…” (Melgar, 2005:31). Si nos damos cuenta de que la lectura siempre nos lleva a la escritura y viceversa, que prácticamente una depende de la otra, podría hacernos un poco más fácil tanto la enseñanza como el aprendizaje.

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